Antigua: piezas heredables en clave atemporal

Antigua: piezas heredables en clave atemporal

Conocé Antigua

Como restauradora de arte transcurrió sus días en las alturas concentrada en murales y cúpulas. Los textiles más sensibles también supieron caer en sus manos inquietas para renacer. Con el vértigo en la sangre y el amor por piezas orgánicas lanzó su etiqueta con un perfil romántico y poderoso.

06/10/2022 15:25

Con una silueta que conserva elementos del vintage, Alejandra Ossó explora con sedas y se adentra en la artesanía de lujo. Sus piezas conservan la gracia de antaño y el encanto de lo atemporal. Puntillas, encajes, mariposas y botones casi imperceptibles componen tops, pijamas, vestidos y demás lencería. Los tesoros eternos la acompañan desde siempre.

Alejandra Ossó
Alejandra Ossó

La herencia de prendas de su tía abuela y una generación de sederos en su árbol genealógico parece explicar su amor por la confección impecable y la materia prima noble. El código de su etiqueta aúna la fuerza de la puntada a mano y su pasión por la restauración.

Los días en las alturas se transformaron en un hábito: quizás por eso no sintió vértigo al momento de comenzar a diseñar pijamas en plena pandemia cuando el confinamiento eliminó otras posibilidades de trabajo. Su vuelo propio la llevó a concentrarse en un oficio que aprendió con Gloria Berraondo y para el que siempre tuvo buena mano: la costura.

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“La verdad es que no lo pensé. Era lo que sabía hacer y me lancé. Nunca pensé que estaba ofreciendo la pieza D, en el momento D. La recepción fue increíble”, cuenta.

El vintage, presente en su vida desde siempre, hizo eclosionar la magia del oficio, en sinergia con su profesión de base. Casi como si estuviera practicando yoga con las manos, trabaja cada textil con precisión.

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ELLE. Restauradora de arte, una profesión atípica…

Alejandra Ossó. Sí. Siempre fui muy manual. Estudié Bellas Artes y amo la restauración de pintura. En la facultad descubrí la restauración de textiles, en UMSA. Quizás porque empecé un poco tarde (a los 28 años) es que lo hice muy a conciencia. Antes estudié danzas.

ELLE. Siempre vinculada al arte.

A.O. Totalmente. Es como magia pura. Con la restauración, de repente estás en el techo del Teatro Colón y pensás que estás ahí en donde el último que estuvo fue el creador de la obra. Ese contacto me parece apasionante. Es un círculo pequeño y hay criterios de restauración y conservación. Es un trabajo de mucha responsabilidad, minucioso, tenso y artesanal. Se trata nada menos que de conservar el patrimonio.

ELLE. ¿Estuviste en lugares impensados?

A.O. ¡Sí! Un convento de carmelitas descalzas fue uno de ellos.

ELLE. ¿Y cómo nace esta profesión?

A.O. Fue gracioso, porque nunca me plantee lo de la restauración, pero un día viendo en Canal A, un programa sobre la restauración del edificio que era la prensa, vi a todos en un andamio y fue un flechazo de amor. Me dije: “es esto”. Ahí empecé a averiguar sobre la carrera y la verdad es que la disfruté mucho. Y justo cuando terminé mi último trabajo en 2020 comenzó el confinamiento.

ELLE. La pandemia anuló toda posibilidad de restauración…

A.O. Exacto. La costura hasta ahí era un hobbie. Me ponía a coser un sábado para descargar durante el encierro. Antes de la pandemia hacía lencería y nunca imaginé que ese producto sería el más codiciado. Lo cierto es que la pandemia me encontró en casa, con algunos encajes, con la peluquería de mi marido (peluquero) cerrada y yo sin obra que restaurar. Para colmo no tenía idea sobre el manejo de redes sociales. Por suerte me ayudaron mucho y armé un Instagram para vender lo que hacía. Se dio todo de manera inesperada. Me empezaron a encargar muchísimas prendas. Creo que el día que empecé (9 de julio) fue clave. Lo elegí porque era el cumple de mi abuela Memé y quería que me trajera suerte.

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ELLE. ¿Tus manos siempre un papel protagónico?

A.O. Yo ya cosía, y la verdad es que no puedo dejar quietas las manos. Es algo que me brota, como una descarga. En ese momento (y hasta hoy) tomaba clases con Gloria, que era paciente de mi mamá (terapeuta floral). Los viernes eran mis días de costura. Siempre fui con muchas ganas de aprender porque no quería depender de nadie. Son clases libres, no hay una metodología. Cada una hace lo que quiere.

ELLE. ¿Hacías todo sola?

A.O. Tuve una primera colaboradora que me ayudó mucho. Más tarde encontré a dos modistas geniales, de esas que trabajan a la antigua, y son quienes me ayudan ahora.

ELLE. Y el amor por el vintage, ¿viene de algún lugar especial?

A.O. Siempre me gustó, recorro ferias acá y afuera desde siempre. No es que con mis hermanas (somos tres mujeres y un varón) nos peleamos por la herencia de ropa de las abuelas. Siempre recibo todo yo, incluso cosas de amigas de mamá que saben que amo los tesoros antiguos.

ELLE. ¿Los kimonos son la nueva joyita?

A.O. Sí es una línea nueva con tres modelos diferentes estampados que hicimos con The Blege.

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ELLE. ¿Qué cosas te mueven la creatividad?

A.O. Lo lencero me encanta. Pero es todo muy anárquico, como yo. Quizás me moviliza una muestra, y el hilo conductor es siempre lo retro. Piezas actuales inspiradas en prendas de otra época.

ELLE. ¿Tu familia también tiene relación con el arte?

A.O. La verdad es que desde chica me estimularon bastante. Me llevaban a ver muestras al Colón, de arte, de música. Mi hermano es modelista naval y es un genio con las manos. Hay un sentido de la estética muy desarrollado en la familia. Mis abuelas también jugaron un papel importante. Considero que tuve tres. Porque mi tía abuela, Raquel, fue una más. Y todas tenían habilidad para coser.

ELLE. Todos los sentidos despiertos…

A.O. Totalmente. Hay algo muy visual y manual en la familia.

ELLE. También hay una línea de tops de crochet, ¿también tejés?

A.O. Son creación de mi suegra. Súper delicados y retro. Brenda Gandini los vio y me contactó para tener el suyo, ¡fueron muy bien recibidos!

ELLE. ¿Proyectos?

En breve cápsulas con The Blege y con Geo Gaona. Así que ¡atentas!

Needles & Pins

*Recuerdos de moda

Mi tía abuela Raquel. Ella era muy “a la moda” Ropa hermosa y especial. Muchas prendas las heredé. Siempre labios rojos, uñas rojas y pulseras de plata que hacían ruido. Además era perfecta tejiendo. Recuerdo ir a su casa y sumergirme en su vestidor, feliz. También recuerdo el fanatismo de mi mamá por “lo que el viento se llevó”. Vi la película siendo muy chica y enloquecí con el vestuario. Eso me llevó a hacer vestidos anchos para mis Barbies que todavía conservo.

*Un libro

El Principito y Todos quieren a Daisy Jones, de Taylor Jenkins Reid.

*Vestuario inolvidable

El de “Con ánimo de amar”, de Wong Kar Wai y el de “El hilo invisible”, de Paul Thomas Anderson.

*Mujer inspiradora

¡Mi mamá!

*Tesoro heredado

La colección de sombreros de mi abuela, la vajilla y los manteles bordados. Uso todo cuando vienen amigos.

*Tu primera creación

Un vestido que amo, que lo hice con una falda de los ’90 que desarmé.

*Ciudad adorada

Río de Janeiro. La geografía es perfecta, su arquitectura, música, museos… Amo su costado retro.

*Pieza favorita

Un pantalón pinzado de lino con diseño de flores pasteles que me hice yo. Con la misma estampa en voile me hice la camisa. Muy ‘80s!

*Todo terreno

Blazer. ¡Con lo que sea! Jean, vestido, bermudas…

Instagram Antigua: @antiguaenpijamas